LAS IMPROVISACIONES MAFIOSAS DEL INCONSCIENTE

Son esas creencias que la mente nos interpone de repente en la vida.
Un amanecer cualquiera abrí los ojos y me encontré con que había aprendido a pensar como Superman (tengo ganas de aprovecharlo -dije- pero no sé qué pensarán los demás al respecto), y entendí también que mis ojos cambian de posición con movimientos a la velocidad de Flash, pero recién después de todo eso me dí cuenta que tenía al lado en la cama a Linterna Roja. Qué ondaaa????

Uno puede con todo derecho suponer que Linterna Roja en esta historia es un hombre, pero no, se trataba de una mujer que manipula las linternas rojas con una ductilidad admirable, digna de visión infrarroja.

¿Y porqué la naturaleza me obligaría a mí a amanecer con Linterna Roja al lado? ¿Para tratar de convencerme de que tenga al menos un hijo y contribuir a la persistencia de la raza humana?

Si eso es cierto, me revela que el origen de los deseos carnales de la humanidad radica en la necesidad de perpetuarse, para que el universo sea concebido como tal y no menos apreciado de lo que es ahora por nuestros conocimientos, y más aún pudiendo los humanos considerarlo un lugar maravilloso; siendo ese claramente el objetivo común que comparten el hombre y la naturaleza: darle vida al TODO, y a ese TODO un sentido, por insignificante que sea, utilizando la desmedida escenografía que apareció un día sobre la NADA hace 13.750 millones de años.

Porque una piedra no se emociona con una aurora boreal, pero, si la humanidad desapareciera, esa piedra ni siquiera pertenecería a la misma dimensión que la aurora boreal. Por ello el hombre está acá, para reducir la complejidad de la realidad cósmica a una simple pregunta estúpida del tipo “de dónde venimos y a dónde vamos” Y con eso ya tenemos bastante sudoku para entretenernos unos cientos de miles de años, desmenuzando la existencia mediante las ciencias que nos redescubren, hasta que se nos explote el sol como lo haría un globo rojo al lado de la oreja de un bebe de dos años atormentado por su karma.

Pero hay más cosas que podemos interpretar además del paso del tiempo y las transformaciones del espacio.

Por suerte alguien se avivó y le copió a Dios el juego de la realidad, y le nombró: Ajedrez. Según los cálculos humanos el ajedrez es capaz de tener tantas probabilidades de partidos distintos como cantidad de partículas existentes en el universo. Lo que nos da la idea de infinidad y la pone a merced de nuestra imaginación. Ahí en el campo de la imaginación, lejos de lo cercano es donde se manifiestan las improvisaciones del inconsciente que inciden en nuestros actos.

Creer o refutar…  tener hijos es darle el gusto a dios.- mi nombre es Emanuel, sé de lo que hablo. (VOTE Lista 501)
Muchas Gracielas.